Andrei Rukavina, en San Nicolás Debate, analizó el impacto de la tecnología disruptiva y explicó el funcionamiento real detrás de herramientas como ChatGPT.
En una nueva emisión del programa San Nicolás Debate, el tecnólogo Andrei Rukavina expuso con claridad las claves del fenómeno de la inteligencia artificial (IA) y reflexionó sobre los cambios sociales, educativos y productivos que vienen de la mano del avance tecnológico. “No hay razonamiento en ChatGPT. Son matrices que se multiplican y producen texto a partir de números”, afirmó.
Qué es ser tecnólogo
Al comienzo del programa, Rukavina definió su rol como tecnólogo no desde una titulación sino desde la curiosidad: “Soy una persona a la que le gusta aprender, investigar, romper cosas para entender cómo funcionan. Eso me llevó primero a estudiar ingeniería, pero sobre todo a seguir explorando”.
También explicó que lo “disruptivo” no se refiere simplemente a algo novedoso, sino a aquello que genera un quiebre con lo anterior. “La inteligencia artificial lo es porque tiene impacto real en lo económico y en lo social. Ese es el criterio para hablar de disrupción”, planteó.
Argentina y el talento tecnológico
Consultado sobre las ventajas comparativas de Argentina en materia tecnológica, Rukavina fue enfático: “Seguimos siendo buenísimos. Los perfiles de ingeniería, ciencia y tecnología son muy valorados afuera. Hay científicos argentinos en congresos de primer nivel, en universidades, doctorados y equipos internacionales”.
Para él, el acceso a la información técnica es cada vez más democrático, pero el diferencial argentino está en la combinación entre idiosincrasia y formación: “Nuestra manera de pensar y resolver problemas es muy apreciada”.
ChatGPT, razonamiento y mito
Sobre el uso masivo de herramientas como ChatGPT, Rukavina aclaró que no existe un pensamiento real en estas tecnologías: “No razona. Fin del mito. Es un promediador de internet que transforma texto en números, hace cuentas, y luego vuelve a generar texto”.
Detalló que la base de estos modelos se inspira en la biología, particularmente en las redes neuronales, pero con un funcionamiento matemático puro. “ChatGPT tiene más de 34.000 millones de perceptrones. Es impresionante, pero no hay conciencia ni voluntad ahí”, subrayó.
Lo que no pueden los algoritmos
Frente a la idea de que los algoritmos ya pueden definir hábitos de consumo, comunicación y hasta decisiones políticas, Rukavina alertó sobre los límites. “Todo lo que sea información, velocidad o procesamiento ya está tomado. Lo que no puede hacer la IA es estar físicamente presente. Por eso, las profesiones con contacto humano, como cuidados y atención personal, seguirán creciendo”, afirmó, citando informes recientes del Foro Económico Mundial.
Tecnología en San Nicolás: el caso Nodotec
En el plano local, Rukavina valoró el rol del polo tecnológico Nodotec como espacio de conexión y colaboración entre empresas. “El principal beneficio es que pone en red al talento que hay en la ciudad. Empresas que estaban aisladas ahora se conocen, se conectan con potenciales clientes o acceden a soluciones que antes no sabían dónde buscar”, dijo.
¿Cómo no enloquecer con lo que viene?
Sobre el ritmo acelerado de cambios, Rukavina reconoció que ni los expertos logran seguir todo lo que ocurre. “A mí también me pasa que me estreso. Es imposible estar al día con todo. La clave está en pensar qué tipo de sociedad queremos dentro de 30 años y desde ahí definir qué servicios, productos o herramientas queremos desarrollar”, propuso.
Finalmente, remarcó la importancia de desconectar: “Intento que mis hijas estén el menor tiempo posible frente a una pantalla. La paradoja es que estamos hiperconectados, pero cada vez más incomunicados. Hay que prestarle atención a eso”, concluyó.