Jorge Noro en San Nicolás Debate: “Vivimos en un infierno cotidiano del que cuesta salir”

El filósofo Jorge Noro reflexionó sobre los desafíos de la sociedad actual, la posverdad, las relaciones líquidas y el papel de las nuevas generaciones en un tiempo atravesado por la velocidad, la ansiedad y la incertidumbre.

En San Nicolás Debate, que conduce Baltasar Schubert, el profesor y filósofo Jorge Noro trazó un profundo análisis del contexto social contemporáneo. Con citas de autores como Gramsci, Ítalo Calvino y Mario Vargas Llosa, Noro abordó los dilemas que enfrentamos como sociedad: la crisis de los vínculos, el impacto de las redes sociales, la velocidad de los tiempos modernos y la búsqueda de sentido en medio de un mundo que parece desmoronarse.

“Estamos viviendo situaciones inéditas que no programamos y que nos sobrevienen sin darnos demasiado tiempo para procesarlas. Todo el resto de las noticias elude esto que podamos hacer”, planteó el invitado, al abrir un diálogo cargado de autocrítica y pensamiento crítico.

Entre fantasmas y un futuro incierto

Noro evocó a Antonio Gramsci para describir el momento: “El viejo mundo se muere, pero el nuevo está por llegar y en este claro-oscuro surgen los fantasmas”. Y agregó: “La verdad es que andamos con muchos fantasmas”. Recurrió también a Ítalo Calvino para remarcar la tensión cotidiana: “El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, y es aquel que existe ya aquí, que es el infierno que habitamos todos los días y que formamos estando juntos”. Según Noro, el desafío es “buscar y saber reconocer quién y qué en medio del infierno no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio”.

En esa línea, advirtió sobre las ansiedades del presente: “Salvarse uno a cualquier costo, ignorar a los demás, olvidar la solidaridad que salva entre muchos. Estas frases que están repitiendo tanto a partir de series que nos han gustado tanto han dejado de conjugarse”, afirmó.

Relaciones líquidas y la ilusión del éxito inmediato

El docente señaló que las nuevas generaciones enfrentan desafíos inéditos: “A esos viejos de ahora, que no son los de antes, se les ha pedido un salto cualitativo para seguir viviendo en la sociedad en la que están. Tienen que meterse en este tren porque, si no, la sociedad los deja”. Y al analizar la ansiedad juvenil, sostuvo: “No es un problema solo de los jóvenes. También los adultos ven ejemplos de mágicas maneras de enriquecerse y de salvarse. Se embarcan en negocios raros, se creen que se pueden lograr cosas rápido porque los medios pegan y pegan para que uno diga: ‘¿Y por qué no lo voy a probar?’”.

En ese marco, criticó la pérdida del sentido del esfuerzo sostenido: “Antes había una suerte de acumulación serena: con el tiempo íbamos a tener respuesta al esfuerzo. Eso lentamente se ha ido diluyendo. Hoy nos quedamos con estas respuestas rápidas que tientan, porque algunas son muy tentadoras por lo que prometen”.

La civilización del espectáculo y la posverdad

Consultado sobre el impacto de la tecnología y los medios, Noro recordó el concepto de Mario Vargas Llosa: “La vida se ha vuelto una especie de espectáculo para unos y para otros. Cada uno se arma su propio espectáculo personal y entonces, en cualquiera de las redes sociales, hay gente que hace de su vida un espectáculo. Eso tienta a los que no están allí y produce frustraciones”.

Sobre la posverdad y el debate público, lamentó: “Hoy cualquier discurso se asimila a cualquiera. Lo que antes era fruto de un esfuerzo académico hoy se iguala con la opinión de alguien que simplemente leyó algo superficialmente. Es un festín de opiniones perfectas, pero sin distancia con la verdadera, y no sabemos con qué quedarnos porque a veces están disfrazadas de verdades dichas con rigor, pero son mentiras elaboradas con el mayor cuidado”.

Para Noro, el periodismo y la educación tienen una tarea urgente: “La escuela debe enseñar cómo juzgar cuando alguien nos da datos y cómo certificar antes de emitir una opinión. Los contenidos se consiguen con inteligencia artificial, pero el juicio crítico es lo que importa”.

La pérdida de los registros y el desafío de los lenguajes

Noro advirtió sobre el deterioro de los códigos sociales: “Había una forma de hablar en la cancha, en casa, con los amigos, en la escuela. Hoy se tiran discursos y agresiones de una manera que podríamos frenar. Podríamos decir: ‘Lo podemos decir de otra manera, aún disintiendo’. La convivencia democrática necesita de ese freno”.

Finalmente, frente al fenómeno de la inteligencia artificial y la velocidad de los tiempos, cerró con una reflexión: “La inteligencia artificial tiene el riesgo de quitarnos algunos esfuerzos que realizábamos y de regalarnos soluciones extraordinarias. Las relaciones líquidas son peligrosas porque lo que uno hace es vincularse de manera interesada, de uso y abuso, sin establecer vínculos que nos hagan bien y con los que hagamos bien a los demás”.

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